Sabe cómo afecta a la biodiversidad al riesgo de enfermedades infecciosas, entre ellas las de los humanos, se ha convertido en una cuestión cada vez más importante, reconoce Pieter Johnson, autor principal del estudio. El problema es, explica, "que resulta muy complejo demostrar dichos vínculos a través de experimentos reales".
Ahora este trabajo, a menor escala y un ecosistema controlado, como es un estanque, parece haber resuelto este problema. Los investigadores analizaron cientos de estanques de California y los anfibios que allí viven, así como el número de caracoles infectados por el patógeno ondatrae Ribeiroia -los caracoles son un huésped intermediario utilizado por el parásito durante parte de su ciclo de vida-.
"Uno de los grandes retos era determinar la relación entre la biodiversidad y la enfermedad", señala Johnson. Tras analizar 345 humedales y las malformaciones causadas por infecciones parasitarias en 24.215 anfibios, además de 17.516 caracoles, los resultados mostraron que los estanques con media docena de especies de anfibios tenían una reducción del 78 por ciento en la transmisión del parásito en comparación con estanques con una sola especie de anfibio.
El patrón sugiere que son las comunidades menos diversas las más susceptibles a las infecciones. "Esta investigación llega a la sorprendente conclusión de que el conjunto de especies de una comunidad afecta la susceptibilidad ante una determinada enfermedad", asegura Doug Levey, de la Fundación Nacional de Ciencia de Biología Ambiental. "Nuestros resultados indican que una mayor diversidad limita el éxito de los agentes patógenos y, aunque la presión de la infección sea muy alta alto, una mayor biodiversidad amortiguará la capacidad infectiva", concluye.
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